miércoles, 8 de febrero de 2012

…Para hablar de la monarquía española


¡Cuánta caña se le está dando últimamente a la Casa Real!... Y no hablo del caso Urdangarín, que esa es harina de otro costal que sí que tiene lo suyo, sino de la persecución incansable, destructora y destructiva que persigue, tanto a S.M. Juan Carlos I, como al resto de su familia.

Que si “a esos vagos les pago yo su sueldo con mis impuestos”, que si “a mí no me representan”, “España tendría que ser ya una república”… Pues, ¿Qué queréis que os diga? Yo pienso todo lo contrario: me parece imprescindible la figura de la monarquía en nuestro país,  soy consciente de lo mucho que el Rey se esfuerza por el bienestar de los españoles y, por tanto, me parece justo realizar una aportación económica para que el Rey realice su dificilísimo trabajo.

Me parece innecesario argumentar defensa alguna a la afirmación de que el Rey trabaja pero, por si aún hay quien piensa lo contrario, invito a que le preguntéis a los políticos si esta afirmación es cierta o no. Todos dirán que sí, aunque algunos apostillarán que las funciones que realiza el Rey podrían ser asumidas por el gobierno de turno.

Y ahí es donde veo yo la necesidad de la existencia de la monarquía; En eso del “de turno”… Los gobiernos podrán cambiar, podrán ser de izquierdas o de derechas, o de extrema izquierda o de extrema derecha, o de centro o de cualquier otra cosa que se os ocurra… ¡Qué follón! ¿Cuál de todos representaría a todos los españoles? ¿Cada vez uno? A mí me parece que no porque, ¡Es ahora con el PSOE y el PP “ná” más y mira cómo nos quejamos todos…! Por eso es necesario que exista una figura que otorgue estabilidad, una que esté al margen de ideologías políticas y que su trabajo sea el de representar de verdad a todos los españoles, una que se llame, por ejemplo, monarquía.

¡Sí!, sí… Eso del Rey y “toa la pesca”… Si el Rey quiere representar a todos los españoles tiene que ser ejemplar. Una persona cuya actitud, valores y comportamiento personales sean válidos para encajar en cualquier persona, independientemente de su ideología. Es decir: un tío honrado y trabajador que no puede hacer nada que favorezca más a unos que a otros porque todos se merecen las mismas oportunidades y que, además de ser así de ecuánime, luche por conseguir lo mejor para todos a la vez que está a nuestro lado para resolver nuestros problemas. Si lo pensáis, sobre todos quienes sois padres, es como si fuera un padre de familia. Y por eso, digo yo, es por lo que debe existir una Familia Real. Porque una familia es la mejor manera de representar los valores que defiende y representa la monarquía, valores que van mucho más allá de las ideologías políticas y que también existen en cada uno de nosotros.

De un plumazo acabo de argumentar que la monarquía representa el equilibrio del país y, además, a todos sus ciudadanos. Me parece que, solo con eso del equilibrio, ya empieza a parecer necesaria, ¿No? A ver… ¿habéis visto Piratas del Caribe III? El Capitán Tigg es el capitán que defiende el Código Pirata sobre todas las cosas. Y ya sabéis cómo son los piratas… Ahora llega uno que pasa tres pueblos del código, que es una amenaza para los demás y… ¿Qué hace el Capitán Tigg? ¡Le vuela la cabeza! Porque, por muy pirata que seas, el código es la ley y, la ley, se respeta. Pues, llevado a una sociedad civilizada, eso es lo que hace el Rey: mantener el orden constitucional.

Pero, aparte de mantener el orden, os decía antes que, como cualquier padre de familia, el rey quiere lo mejor para los suyos. Y los suyos somos nosotros. Así que el Rey planea proyectos y también participa en otros que le proponen. Y lo hace con transparencia porque nos lo debe y en busca de nuestro beneficio.

Desde diciembre de 2011 todos los españoles podemos consultar cómo se gasta la Casa Real la asignación que le otorga el gobierno y que sale de los Presupuestos Generales del Estado que, efectivamente, salen de nuestros bolsillos. Que no os engañen las cifras astronómicas de las que se habla porque no debéis olvidar que “La Casa Real” y “La Familia Real” son conceptos diferentes. Uno, evidentemente, mucho más grande que el otro, lo que ya no hace tan astronómicas esas cifras.

Si, claro… Pero es que, aparte, el Rey cobra una fortuna…” ¿Os parece justo el sueldo de un bombero o un policía en relación al trabajo que realiza? ¿Cuánto le pagarías a un tío que sabes que te va a librar de Tejeros y personajes similares? ¿Y a uno que, aparte de eso, también anda de aquí para allá en busca de nuestros intereses comunes? ¿Y a uno que, aparte de esas dos cosas, también está en vela las veinticuatro horas del día para consolarte si sufres una desgracia o para calmarte si tienes miedo?

Si aún así seguís pensando que la monarquía es innecesaria no os pienso quitar vuestra opinión pero… ¿Todos los que he dado no os parecen motivos más que suficientes como para que, a cualquier otra persona, le pueda parecer necesaria la figura de la monarquía?

Si no existiera la Casa Real estoy convencido de que el dinero que cuesta nos lo seguirían cobrando los gobiernos de turno porque, total, llevamos toda la vida pagándolo y argumentarían que hay que seguir haciendo sus funciones… Pero claro, ¿Quién se fía a pies juntillas de cualquier político, sea del color que sea? Pues mira, para que se lo lleve otro de mala manera, yo prefiero que, al menos, haya uno que me justifique cuánto vale el trabajo que hace.

Para terminar, y como comentario totalmente anecdótico, no quisiera dejar de recordar que, además, históricamente las monarquías son un cúmulo de aventuras increíbles y de momentos épicos, unos buenos y otros no tanto, que a mí, personalmente, me encantan porque dibujan a lo largo del tiempo la personalidad de un pueblo. Y sus entresijos molan mazo.

2 comentarios:

  1. a pesar de todas las historias épicas y medievales q tb me encantan, yo me siento republicano.

    Sin embargo, en las repúblicas suele haber una figura al margen de la política que represente al país. por tanto... qué más da que esa figura sea rey o presidente de honor.

    tras leerme la constitución me quedo más tranquilo, especialmente con el artículo 64.2: "De los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden". por tanto, nuestro rey no es más que un monigote que hace lo que le dicen en cuestiones políticas internas.

    y de cara al exterior es una figura que se mantiene el tiempo.

    ya soy más monárquico.

    ahora, que un rey sea "un tío honrado y trabajador que no puede hacer nada que favorezca más a unos que a otros"... bueno... que lo del urdangarín se sabía hace mucho tiempo y se le mandó a eeuu pa que no la siguiera liando. ¿y va a devolver to lo que ha robado? me da a mi que no: el rey barre pa su casa.

    y la reina no tiene unos cuernos de aquí a lima??

    ah!! que no se puede hablar de la monarquía na más q bien!! aaaaaah

    ya vuelvo a ser un poco más republicano.

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  2. A pesar de haber leido tu comentario en más de una ocasión, no me había animado a contestarte antes...

    No es malo que defiendas la república ni que argumentes los motivos que te hacer "repeler" a la monarquía. Cuando las cosas se dicen desde el respeto yo, al menos, permito que se expongan todas las opiniones posibles. Incluso las que van en contra de la mía.

    En cuanto al caso Urdangarín, que es una verdadera vergüenza, el Rey no le favoreció sino que le pidió que se apartara de ese camino y le facilitó la manera, como tu suegro te echaría un cable para encontrar trabajo si se diera el caso. ¿Obstrucción a la justicia? Tampoco. La justicia no sabía nada y, en cuanto se enteró, la institución monárquica se puso en el lugar que tenía que estar, del lado del orden constitucional.

    El que ha robado, presuntamente, es Iñaki, no la monarquía. Pidele a él que devuelva el dinero si le declaran culpable. Yo pienso hacerlo.

    Y, en cuanto a los cuernos de la reina... Son presunciones no demostrables. Un rumor, por mucho que se extienda, no tiene que convertirse en verdad solo por propagarse.

    Aquí siempre podrás hablar bien o mal de cualquier cosa, incluso de la monarquía. El respeto es el valor que garantiza nuestra libertad de expresión.

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