lunes, 21 de abril de 2014

Semana Santa de 2014: Ya nada será igual



Pepe Leyva - Comentarista cofrade de Almería

Estos últimos años he tenido mucho tiempo para conocerme y creo que ya tengo más o menos claro quién soy y cuál es el entorno que me rodea. He estado incubando este atisbo de madurez durante un tiempo prudencial entre las paredes de mi casa y, con la llegada de la Semana Santa de este año, llegó el momento de comprobar qué tal se desenvolvía “mi nuevo yo” (no porque haya cambiado, sino porque ahora sé cosas de mí que antes no sabía) en el entorno que le rodea. Después de la experiencia ya veis cómo se titula esta entrada, ¿No? Pues eso, que ya nada será igual.


Hasta hace poco tiempo he sido de la convicción de que se le puede caer bien a todo el mundo y me he comportado como si eso fuera posible. ¡No me quiero ni imaginar las risas que algunos se han debido pegar a mi costa estos años! Pero bueno, eso forma parte del aprendizaje y ahora ya sé que jugueteaba con una quimera y que, hasta quien mejor intente hacerlo todo, siempre tendrá detractores.

Otra cosa de la que he sido consciente es del nivel de exposición en el que me encuentro y el alcance y la repercusión de mi comportamiento, mis obras y mis palabras.

Si esta lección sobre la exposición a la que nos enfrentamos la hubiese aprendido de pequeño igual no hubiese pasado de ser un oficinista con un reducido grupo de compañeros de trabajo y amistades. Pero no, como mis zapatos no me llevaron por ese camino, a mí no se me ocurrió otra que soñar con ser periodista, con contar historias y exponer opiniones y, el paso del tiempo, terminó por ponerme al frente de la información cofrade de un periódico de tirada provincial y de una televisión municipal. El Sanedrín que me juzga, por tanto, no es precisamente tan pequeño como el de un desconocido oficinista…

“¡Pa habernos matao!”

Todavía me pone nervioso. ¡Y mucho! Cuando eres consciente de que hay tantos ojos clavados en ti y, durante tantos años, has creído que se le podía caer bien a todo el mundo, la presión a la que te sometes es… ¿Cómo os lo explicaría? Es como pasar de la nada al todo en una milésima de segundo y como si, en cada tecla que pulso y en cada palabra que le digo a una cámara, hubiese una bomba de relojería dispuesta a hacerme volar por los aires en cualquier momento.

¿Alguna vez os habéis preguntado por qué me trabo tanto cuando le hablo a la cámara? Es por esa presión de la que os hablo y que, en realidad, se llama inseguridad. Afortunadamente esta Semana Santa me ha enseñado un truquillo para superarla que ya estoy poniendo en práctica y que me está viniendo muy bien.

En estos días he tenido también la oportunidad de recibir muchísimas felicitaciones, tanto por mi trabajo, como por mi forma de entender, de sentir y de transmitir la Semana Santa. Han sido inyecciones de autoestima que me han llevado cada día con ganas a sentarme delante del ordenador y de la cámara para hacer lo que sé hacer. Lo mejor de todo es la dispar procedencia de estas felicitaciones porque, lo mismo quien me ha felicitado ha sido un personaje relevante del colectivo cofrade que, por el contrario, quien me ha hecho llegar su agradecimiento ha sido un completo desconocido que me ha parado a posta por la calle.

Las fuerzas se igualan… El Sanedrín pierde gas y la autoestima escala puestos…

Pepe Leyva - Comentarista cofrade de Almería
Yo soy quien soy, siento como siento y me expreso como me expreso. Podré errar con las palabras, que lo hago mucho, o no tener agilidad mental suficiente para construir argumentos  sólidos de viva voz, pero conozco el fondo de mis intenciones y soy de los que duerme sobre la mejor de las almohadas: la de una conciencia tranquila.

¿Y quiénes son los demás?

Los demás son personas que pueden compartir mi forma de sentir, o que no. Los demás son personas que pueden compartir mi forma de actuar, o que no. Los demás son personas con una opinión que me pueden importar, o que no.

He tenido la oportunidad de mirarles a todos a la cara esta Semana Santa y de ver sus comportamientos para conmigo. El de los que me aprecian y me lo dicen, el de los que no me aprecian y no me lo dicen y el de los hipócritas que tampoco me aprecian pero me doran la píldora.

Todos tienen nombre, apellidos y unos zapatos que les han llevado a cada uno por un camino determinado. Bueno pues, os diré que aquellos a los que más admiro y de quiénes me encantaría seguir aprendiendo Semana Santa están en el grupo de los que me aprecian y me lo dicen. Ha habido gente que he apreciado y que resulta que están en el grupo que no me corresponde. Incluso hay alguno que otro que todavía me sigue dorando la píldora a pesar de que sabe que conozco sus verdaderos sentimientos. No juzgo a ninguno porque no llevo puestos sus zapatos, pero he aprendido a clasificarlos y tengo muy claro a quién quiero parecerme y a quién no.

Esta Semana Santa el Sanedrín me ha juzgado cada vez que lo ha estimado oportuno y ha estado en su derecho de hacerlo porque, desde mi tribuna, soy esclavo de mis palabras y tengo que responder por ellas ante quien así lo reclame. Y creedme si os digo que me interesa mucho la opinión de quienes discrepan conmigo. Sé que no soy categórico, que no poseo la verdad absoluta y que, una nueva perspectiva, puede enseñarme un punto de vista que desconocía. Incluso de tu peor enemigo siempre hay algo que aprender. Pero, eso sí, lo que no compartiré jamás son los descalificativos, los desprecios y los comportamientos despectivos porque esos son los argumentos de los vencidos y, con eso, ya me lo han dicho todo.

Virgen de la Merced - Semana Santa de Almería 2014Esta Semana Santa me ha devuelto parte de la fe en mí mismo y me ha enseñado que hay mucha gente que confía en mis capacidades y que comparte mis planteamientos, como también me ha enseñado que, entre esa gente, están aquellos a quienes admiro y de quienes quiero aprender.

Esta Semana Santa me ha enseñado a asumir que siempre voy a tener un Sanedrín juzgándome y que, entre los sanedritas, siempre habrá alguien de quien pueda aprender algo y alguien de quien no haya nada que aprender.

El debate enriquece y la educación te describe. Yo podré ser ácido o irónico en ocasiones cuando expongo mi Semana Santa, pero nunca he sido ni seré maleducado. Así que solo me queda seguir trabajando para que no se traben más, ni mis dedos, ni mi voz. Tengo mucha Semana Santa que compartir y, como decía al principio, a partir de ahora ya nada será igual.