Os digo desde ya que ha sido un pelotazo, pero además desde
el minuto uno. Lo que pasa es que ya sabéis lo que me gusta a mi escribir
cuando me da el venate y, sinceramente, me apetece dejar plasmado por escrito
este cumulo de emociones y sensaciones que me ha producido la Semana Santa de
este año.
Han pasado muchas cosas, muchísimas! Desde lo de hacer
Interalmeria hasta que le dediquen a mi padre una levantá y dos crespones
negros o que, incluso, yo me lleve una levantá de mis hermanos de Prendi y las
felicitaciones de muchísimos de vosotros. Tengo un subidón todavía que no os
podéis hacer una idea…
Voy por partes…
Lo de Interalmeria es algo que nunca podré agradecerle tanto
como se lo merece a José Ramón Suarez, bloguero de “Lo cofrade”, entre otros, y
a quien la Señora de la Merced decidió un día cruzar en mi camino para fundir
una amistad muy particular (porque ambos somos “pa echarnos de comer aparte) de
las que duran para toda la vida. Gracias Mon!
Hacer tele y prensa escrita ha sido un auténtico regalazo!!
Por un lado en la tele he podido charlar de semana santa y
transmitir emociones conforme me iban surgiendo. Y hacerlo, además, dentro de
unas directrices que se podrían definir como “del gusto cofrade” que,
afortunadamente, conozco y comparto. Y he compartido experiencias, momentos, datos,
anécdotas, vivencias,… Y he descubierto que, con la tontería, yo ya no llevo
una mochililla de recuerdos sino que ando cargado con maletas y que son ya muchos
años los que llevo intoxicado con el bendito venenillo cofrade.
¡Soy un viejales de la Semana Santa!
¿Cuántos van ya? Pues van, casualmente, veinticinco años y veintiséis
Semanas Santas… ¡¡El antifaz de oro!!... Y, de ellos, quince años (dieciséis semanas
santas) relacionado con el mundo de la prensa. ¡Joder! Aquella Galería de
nazarenos de La voz… Y, este año además, diez con Ideal.
Para Pepe!! Que te pierdes del tema!!
A lo que iba… Que he hecho tele como quería hacerla y, al
parecer, ha gustado y que, además, he tenido la oportunidad de escribir como me
apetecía en el periódico y, al parecer, también ha gustado. Vuelvo a ser un tío
afortunado. ¿Quién se puede permitir el lujo de “violar” las leyes
periodísticas y hacer prensa como le da la gana, que su manera de hacerlo guste
al espectador, al lector y al lector y espectador cofrade, que el hecho de hacerlo le ponga las pilas anímicamente y que,
encima, le paguen por ello? A ver… que tengo que empezar a contar a ver a
cuánta gente tengo que darle las gracias de todo corazón…
Ah! Otra cosa! Y que sepáis que el ánimo que muchos de
vosotros me transmitisteis por adelantado al conocer la noticia de que iba a
hacer la tele, me sirvió para ser prudente y responsable en lugar de
para emborracharme de euforia. Ese es otro detalle del que he sido consciente y que
me vuelve a demostrar que estoy empezando a hacer las cosas como deben hacerse.
Así que, de nuevo, muchísimas gracias a todos por ayudarme a ir madurando, creo
que formamos un buen equipo.
Y la gente que me ha felicitado a posteriori… Os lo agradezco
tanto como a los demás y, a todos, os digo que estoy convencido de que no he
hecho nada que no fuerais capaces de hacer vosotros si tuvierais la misma
oportunidad. Ni siquiera ahora me emborracho de euforia porque sé que lo que he
hecho no me hace diferente a los demás, ni tampoco me hace olvidar que también cometo
errores.
Y eso no es todo…
Quienes habéis seguido la programación habréis escuchado las
dos levantas que han llevado mi nombre. Pues que sepáis que son las dos
primeras levantás de mi vida y que me han calado mucho más hondamente de lo que
podáis suponer.
Emilio Salvador le dedicó la levantá a su amigo Pepe Leyva y
a su padre que, en esos momentos, ya estaría con la Señora (del Primer Dolor)
viendo Semana Santa desde el cielo. Pues sí… La primera Semana Santa que mi
padre ve desde el balcón celeste en lugar de hacerlo desde las púrpuras
tribunas. Y, casualmente, quien este año ha estado en la tribuna durante toda
la Semana Santa he sido yo… ocupando el lugar que él ha dejado.
Luego mi Juan Andrés me levantó el misterio del Prendimiento
tras llamarme “espectador de lujo” y caí en la cuenta de que, seguramente, mi
padre se había encargado de orquestar toda la maniobra para que yo fuera ese
espectador de lujo que, encima, estaba haciendo lo que más le gustaba del
mundo.
Y, ahora, llega mi reflexión…
A mi padre le encantaba presumir de mí, se hinchaba de
orgullo de lo bien que escribía “su Pepillo” y de lo bien que lo hacía por la
tele (tanto que, como dato anécdotico para que entendáis lo que os digo, no
solo guardaba los recortes de prensa sino que, además, le hacía fotos a la tele
cuando yo salía). Bueno pues… Parece ser que, ahora, desde ahí arriba, tiene la
posibilidad de mover más hilitos y de llegar a más gente para seguir
presumiendo de mí.
Si a eso le sumamos que, además, en memoria de mi padre este
año han lucido crespón negro las Vírgenes del Primer Dolor (del Amor) y la de Los Dolores
(del Entierro), que son las Vírgenes con las que mi madre desfilaba en
procesión todos los años desde que Rocío nos tocó con su magia, pues entonces
no cabe duda de que esto es cosa de los dos y de que, efectivamente, los
ángeles de la guarda existen.
¿Y qué mejor momento de probar la existencia de la corte
celestial y, por tanto, la propia existencia de Dios que en Semana Santa? Por
eso soy creyente, porque las cosas buenas que hacemos nos las dicta el cielo y
es el propio cielo quien, por medio de señales, nos recompensa con el modo de poder seguir haciendo
cosas buenas.
Por eso en Semana Santa siempre soy feliz y por eso, la de este año, ha sido la más feliz de mi vida.