miércoles, 14 de marzo de 2012

…Para contaros mi 37 cumpleaños



Ayer quise aprovechar y colgar algo en el blog. Empecé a escribir un homenaje a mi padre para el día de mi cumpleaños y, al final, no lo terminé. Me entristecí y me quedé bloqueado. Las palabras no fluían aunque, lamentablemente, lo que sí que fluyó fue el sentimiento de pena porque, por primera vez, mi padre no iba a estar para mi cumple… Que palo, ¿No?

Y esas fueron las vísperas del día de hoy. Horas en las que la pena me tuvo las entrañas revueltillas y sembrando dudas sobre cómo sería el catorce de marzo de dos mil doce. No os preocupéis, la cosa no ha ido tan mal…

Lo cierto es que anoche a las doce en punto empecé a recibir las primeras felicitaciones. Primero Sonia, luego otra amiga por el famoso whattsapp, las primeras felicitaciones en el facebook… Y, esta mañana, la cosa ha seguido con las llamadas de teléfono. Mis cuñados, mis amigos…

He bajado a Andalucía Compromiso Digital a hacer un acompañamiento. Es una organización donde colaboro de voluntario y en donde me han recibido muy cálidamente. Claro, a todos les había chivado el facebook qué día era hoy aparte de que, ayer, yo mismo se lo dije a Celia cuando me llamó para ofrecerme el acompañamiento. Así que, lo primero que he hecho hoy ha sido colaborar altruistamente a que un par de usuarios aprendieran a utilizar un poco más el ordenador e internet.

Después me he ido a Los Picos. Es donde tengo montado mi despachillo de trabajo y, como además es la casa familiar, nos íbamos a juntar allí para comer. Quería aprovechar el rato para terminar de montar el video de boda que le voy a regalar a sus protagonistas y que, por causa de la avería que ha tenido a mi ordenador dos meses y medio fuera de juego, no había podido terminar aún. Que ya sabéis cómo va esto: “No tendré trabajo… pero trabajo no me falta!!”.

Y seguían cayendo felicitaciones por el facebook y por el whattsapp…

El ratico de comida familiar ha sido precioso. Primero he estado de charloteo con mi hermana Nieves y su familia (Marcel, Daniel y el pequeño Mini-Yo) vía Skype, que así Schäftlarn y Almería han estado tan solo una pantalla de distancia. Luego he comido con mis otras dos hermanas (Marienca y Mariaje, que son dos soles (sobre todo mi Mariaje, que se rompe de buena que es)), con mi cuñado Joaquín y con Sonia, mi Sonia... Y, finalmente, ha llegado mi sobrina Alba con lo que he tenido la oportunidad de poder estar con todos los míos. 

Con todos los que quedamos…

No estaba mi padre y le he echado de menos. Pero, sin embargo, el dolor que presuponía que iba a sufrir no ha sido tan fuerte como esperaba porque, en realidad, no tiene sentido que así sea. ¡¡Claro que estaba!! Como estuvo en el cumpleaños de Marienca, en el de Nieves, en el de Mariaje y como estuvo también en Navidad. Todos esos días pasaron y, por difíciles que parecieran, sobrevivimos. ¿Por qué iba a ser hoy diferente? Pues eso, que ser capaz de hacer esa reflexión es lo que ha dulcificado el día. Gracias Marienquita, eres un cielo.

Después de comer de barbacoa en la terraza de Los Picos he ido a echar un ratico más con el video de la boda y, en el facebook, seguían llegando felicitaciones. Hay gente que piensa que las felicitaciones de las redes sociales son de mentira porque una maquinita te lo está chivando. Pero yo no las veo así. El simple hecho de que alguien se tome un segundo en escribir algo significa que soy lo suficientemente relevante en su vida como para querer dedicarme unas palabras. Oye, pues estas felicitaciones ya no deberían parecer tan de mentira, ¿No crees?

Y, rondando el centenar de alegrías, me he ido al psicólogo…

 A ver, no soy el primero ni seré el último que caiga en una depresión por el fallecimiento de su padre y, como un psicólogo es un especialista de la salud como cualquier otro, no tengo que esconderlo como no se esconde cuando eres niño la ilusión por que te pongan gafas. Es más, afortunadamente fui consciente de que tenía que ponerme en manos de uno porque, si algo tiene la depre, es que si la padeces pasas tres mierdas de todo, hasta de curarte.

Menos mal que me di cuenta de que ese no era el camino...

Estoy sacándome, como se diría vulgarmente, “toda mi mierda”  y resulta que hay muchas más cosas de las que yo mismo podía pensar. La cuestión es que el día de hoy ha sido especialmente productivo. Los que habéis ido alguna vez a terapia, sabéis como va… Si hay algún tema que te ha rondado por la cabeza y que no tienes claro, lo cuentas y, a partir de ahí, se despieza hasta encontrar de dónde viene, qué produce y cómo se soluciona. Bueno pues llevaba un par de cosas que necesitaba soltar y se han resuelto en un momento.  Ahora vienen las fases esas de “interioriza, asimila y actúa” y,aunque no vaya a superarlas de la noche a la mañana, al menos estoy siendo consciente de ello y sé cómo se arregla.

Que ya es otro pasito más…

Luego he vuelto a casa y, aquí estoy, escribiendo esta entrada de blog en un archivo previo de Word en una ventana que ocupa media pantalla y comprobando en la otra media que me siguen llegando felicitaciones al Fb y que el número rojito de las actualizaciones, no hace más que subir.

Me está dando en la nariz que soy un tío afortunado…

A las nueve menos diez de la tarde, solo las del facebook, van por ciento diecinueve... Va a ser que sí, que soy un tío afortunado. Junto con las llamadas, los whattsapps, y la gente que aún queda por felicitarme, que más de ciento treinta personas se hayan querido detener un segundo a desearme un feliz cumpleaños significa muchas cosas.

Y lo mejor de todo es que todas son buenas…

Así que, después de haber tenido un ratico para hacer algo de corazón, otro para haber hecho algo por devoción, después de haber tenido la oportunidad de estar con toda mi familia, de ver que, aunque sea poquito a poquito, voy avanzado con lo mío, de comprobar la cantidad de gente que me quiere y de, encima, haberme salido esta entrada de blog que me recordará este día cada vez que lo necesite, a quienes me preguntéis qué tal me ha ido mi trigésimo séptimo cumpleaños no os diré que ha sido un día genial y perfecto, sino que os diré otra cosa:

¡Qué pedazo de regalo se ha currado mi padre! 


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